El misterio de la Creación, reseña de Begoña Prado
Begoña de Prado
No sé en qué momento de la lectura del nuevo libro de Mario Sabán recordé unos versos de Serrat: El milagro de existir, el instinto de buscar, la fortuna de encontrar, el gusto de conocer… y el amor… Tal vez porque siempre he considerado la existencia un milagro y me siento afortunada cuando se abordan explicaciones a nuestros enigmas.
Cuando un libro nos obliga a agudizar la inteligencia y, además, despierta la curiosidad por ahondar, abre perspectivas para seguir estudiando, invita a seguir ese camino tan judío de permanente esfuerzo por tratar de comprender algo más, estamos ante una obra valiosa.
En un mundo donde la materialidad se encuentra en crisis y se transita hacia un nuevo paradigma, el elemento espiritual está adquiriendo gran importancia. En este siglo XXI que avanza era necesario abrir una rendija a quienes puedan estar interesados en conocer la mística judía que viene desarrollándose de forma oral desde el siglo V a.e.c., o tal vez desde más antiguo.
El doctor Sabán se define como un cabalista que da clases en diversas universidades, lo cual le hace ser atípico a los ojos de ambos mundos (el académico y el de los cabalistas). Es un gran estudioso y divulgador del judaísmo en lengua castellana a través de cursos, conferencias, creador de la red Tarbut Sefarad, con abundante bibliografía publicada: Tres estudios sobre los judíos conversos y su influencia económica en el Río de la Plata (editados en 1990-1991-1992); Mil preguntas y respuestas sobre el judaísmo español y portugués (1993); Todos somos judíos o las raíces judías del cristianismo (1994), El judaísmo de San Pablo (2003), El sábado hebreo en el cristianismo (2004); La matriz intelectual del judaísmo y la génesis de Europa (2005); Cronología del pensamiento judío (2007); Rambam, el genio de Maimónides (2008); El judaísmo de Jesús (2008); Sod 22. El Secreto (2011). Con todo ello está siendo un hombre clave en la recuperación de las raíces judías y de la cultura judía en España.
Tras la anterior tesis doctoral en Filosofía sobre Maimónides, ahora edita su reciente tesis en antropología titulada El misterio de la Creación, donde va revelando algunos de los secretos de la Cábala, al tiempo que otros quedan necesariamente velados; lo oculto es más amplio que lo expuesto, pero es de agradecer lo que difunde, dada la necesidad existente de obras sobre mística judía, tan viva y activa como desconocida. Con su anterior libro Sod 22: el Secreto, ya inició el camino de acercarnos a la mística judía y, con su nueva obra, da un paso más.
Tras hacer un recorrido por la historia de la Cábala y los principales cabalistas (con un apéndice de la más completa cronología realizada de los mismos), Mario Sabán se adentra, en esta obra, en uno de los dos grandes temas para la Cábala: el misterio de la Creación, y lo hace valorando y analizando las enseñanzas de los anteriores cabalistas, de un modo racional, esclarecido por su experiencia personal de cabalista.
«No existe teología judía porque teología significa conocer a Dios y Dios es incognoscible -afirma Mario Sabán-; la única posibilidad teológica en el judaísmo es la antropología». Por ello nos ofrece como tangible abordar el conocimiento de nosotros mismos dado que somos fragmentos manifestados de Dios condicionados por los factores tiempo y espacio.
Mario Sabán parece practicar y proponernos una fluctuación entre las actitudes de dos grandes místicos: Abraham Abulafia e Isaac Luria. El permanente esfuerzo por progresar a pesar de todas la limitaciones (en la acción y la expresión) y la humildad de aceptarlos ante la imposibilidad de reducir a Dios a la escritura (no hay tinta suficiente en el universo para hacerlo). La palabra comunica al tiempo que oculta su sentido más profundo, por lo que es necesario destruir preconceptos del lenguaje así como expandirlo.
Muchos estudiosos han afirmado que Dios es una proyección de nuestros deseos de eternidad e infinitud, sin embargo los cabalistas saben de su existencia y piensan que la insatisfacción de lo imposible (acercarse a Dios) permite avanzar hacia Él; es un entrenamiento constante para ampliar gradualmente los limitaciones y ampliar nuestra capacidad de recepción. Cábala es recibir y para recibir hay que dar; la Cábala obliga a actuar además de pensar.
Vivimos en el mundo de Bet, las limitación de seres fragmentados nos impiden acceder de modo completo al mundo del Alef (la eternidad), y la idea del judaísmo es vivir en un estado de trascendencia que supere las cuestiones temporales. En esta existencia material es el amor lo que hace percibir la eternidad dentro de la secuencia temporal y finita.
El sentido de la vida desde la óptica de la mística judía; el símbolo del Árbol de la Vida es el instrumento de comprensión con el que trabajan los cabalistas y del cual esta obra nos ofrece amplia explicación, con pormenorizado estudio de las sefirot; el proceso de la creación, la primera contracción, la creación de vacío, la ruptura de los recipientes, el origen del mal y las diversas ideas sobre el mismo… Estas son, entre otras, las cuestiones que se van desgranando en este libro.
En muchos de los temas que se abordan, las explicaciones se paran en un punto, aunque sabemos que el conocimiento sobre ellas es más amplio en la Cábala; pero el cabalista no puede divulgar más allá de las posibilidades del receptor lector en el momento presente.
Los cabalistas sienten que hay un misterio en el mundo y que el mundo no se agota en lo que vemos. Gershom Scholem decía: «Si el sentimiento de que el mundo esconde un misterio desaparece alguna vez de la humanidad, todo habrá acabado». No llegaremos tan lejos, el misterio continuará para que podamos elevarnos.
Begoña de Prado
25 abril 2013 / 15 Iyyar 577