La soledad y el sentirse abandonado

La soledad y el sentirse abandonado

«Todos estamos solos, pero no abandonados» || Mario Sabán

El Yo llega a esta plano físico solo. Es verdad que hay una madre que nos recibe y un mundo que nos acoge, pero, al mismo tiempo, nos amenaza.

El alma tiene que comenzar su vida en la materia. Crece, comienza a gatear, choca con su cuerpo, le salen los dientes, sufre, se levanta para comenzar a caminar, cae… A veces ya no puede más y grita. Desde que un ser es un bebé comienza a transitar por Maljut.

A partir del primer latido de nuestro corazón comienza el camino hacia nuestra muerte física. El nacimiento es el comienzo de nuestra muerte. En general, se piensa que el nacimiento es el comienzo de nuestra vida y este es uno de los grandes errores de nuestra psique (Biná).

El alma ingresa en la escuela del aprendizaje constante. A nuestra Biná, ahora lo único que le interesa es la supervivencia. La mente (Biná), con tal de sobrevivir, se adapta por razones de seguridad. A la Biná simplemente le interesa la supervivencia biológica.

El Yo trabaja con el apoyo de la mente racional para sobrevivir. El mundo, para la Biná, es una amenaza constante que intenta destruir al Yo.

¿Es la vida simplemente un trabajo de supervivencia biológica?

Si este fuera el caso, aquellos que murieron más ancianos, desde el punto de vista de la Biná, han triunfado. Para la Biná, el éxito y el fracaso tienen relación con la cantidad de años en el plano material. Otra de las trampas de nuestra psique.

¿Un bebe que nació, sonrió y murió luego de un día acaso no cumplió la función de su alma más que un hombre de cien años triste y sinsentido? ¿Quién nos han insertado en nuestra cabeza que la cantidad de años vividos en el plano físico se corresponde con el sentido del alma? ¿Cuántas personas viven y viven años sin saber el motivo?

Cuántas almas se han encarnado pocos años muriendo siendo niños o jóvenes, pero aportaron luz al plano físico… Y otras almas desesperadas por no conocer aún cuál es la fusión por la cual se han materializado.

El Yo nace solo y muere solo, pero el estado de soledad lo ha creado la Biná a través de la ridícula idea del Yo en sí mismo.

En el universo, en los niveles más secretos de nuestra realidad, todo es un continuo de energía que no podemos dividir. Cuando el Yo se divide del resto del universo aparece el estado de soledad.

El Yo siempre se siente solo, porque todo Yo se divide de la energía universal. La misma idea del Yo es satánica. Satán divide y vive feliz en la permanente consciencia de fragmentación. El alma debe alcanzar el estado de unificación con la luz infinita para alcanzar el verdadero sentido de su existencia.

Cuando la mente define al Yo subjetivo es entonces cuando toda soledad nos conduce a la sensación de abandono.

¿Cómo podemos utilizar nuestra soledad?

Si trabajamos dentro de la soledad de nuestra alma, ascendiendo a los niveles superiores de luz, entonces vamos dejando atrás nuestra ilusión de subjetividad y nos vamos uniendo con la totalidad de Dios. Pero, si en la soledad del Yo, nos queremos aferrar a la idea del Yo, entonces nos podemos sentir abandonados por Dios, por los hombres, y desesperados sin encontrar respuestas en el nivel de la mente.

La única forma que tiene el Yo de no sentirse solo y abandonado es destruyendo la idea del Yo. Es por ese motivo que la cábala propone la trascendencia del Yo antes de que el Yo, en su desesperación, quiera suicidarse y escapar del plano material, no cumpliendo así su función específica por la cual encarnó.

Cuando el Yo se eleva de las necesidades del Nefesh y del Ruaj hacia la Neshamá, entonces comienza a percibir a la luz que necesita para ser feliz. El Yo puede ser feliz simplemente cuando muere transitoriamente a la idea del Yo, y entonces el alma utiliza al Yo como instrumento para revelar específicamente la luz que cada alma trae a este plano material.

Cuando el alma se eleva a sus estados superiores de energía, entonces logra la trascendencia del Yo y puede sentirse unido al continuo de la luz divina dentro del universo.

Si una persona se siente sola y abandonada, entonces podemos afirmar que su mente está distorsionando la idea de su Yo.

Vivimos, pues, entre la desesperación de vivir eternamente y de morir eternamente, cuando debemos vivir con la esperanza de que estemos trabajando en bajar la luz a este plano físico.

Cuando usted se sienta solo y abandonado debe saber que su mente está funcionando en forma distorsionada, porque usted no existe, lo que existe es una luz encarnada en un instrumento, pero lo importante del instrumento no es el diseño subjetivo del mismo, sino la potencia de luz que se revelará en la materia.

El Yo es una excusa para que el Ein Sof pueda revestir su luz en todos nosotros.

©Mario Sabán

 

Sobre el autor

MARIO SABÁN

MARIO SABÁN

Investigador y profesor de Cábala, especializado en la Cábala aplicada a la psicología, al desarrollo personal y espiritual del ser humano. Enseña cómo la Cábala puede ayudarnos a vivir una vida más plena y consciente, a ser más felices, por el camino del autoconocimiento personal con el método del Árbol de la Vida. Es doctor en Filosofía (2008), en Antropología (2012), en Psicología (2015) y en Historia (2016). Sus últimas obras publicadas están dedicadas a la Cábala: Sod 22: el secreto (2011), Maasé Bereshit. El Misterio de la Creación (2013), La Cábala. La psicología del misticismo judío (2016) y La Merkabá: el Misterio del Nombre de Dios (2018)

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